miércoles, 26 de diciembre de 2012

El numismático


Era una tarde cualquiera de un otoño cualquiera. Un hombre se agachó para coger la solitaria moneda de la acera. Hacía frío. El sombrero casi sale despedido de su cabeza.
Un disparo estalló en el silencio, estrepitoso, réprobo. El numismático que había estado caminando tras el hombre se guardó el arma y recogió la moneda ensangrentada de sus inertes manos.
Sonrió y continuó caminando. Al fin la había conseguido.

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