sábado, 16 de marzo de 2013

Estrella del alba

Ah, estrella del alba,
que retozas entre los árboles tranquilos del Vesanm,
tus ojos reflejan los saltos de agua
y tu cabello resplandece con la miel de los panales.

Caída con la Primera Guerra,
cubierta de flores y perfumes,
tu arco dispuso el orden y trajo el juicio
al mundo corrompido de los hombres.

Descansas ahora en el valle entrelazado de árboles,
junto a sauces, nogales, tejos y enebros,
y más allá de las hojas que caen como lluvia dorada
espera la gran mesa cubierta de exquisitos manjares.

Tus hijos alegremente corretean por los bosques,
guiando a los perdidos con susurros en la noche,
sois llamas que avivan los corazones,
como el buen vino que suelta espuma en la jarra.

Dime, estrella del alba, qué mano inmortal
tejió tu vestido de seda y oro,
que ilumina el mundo al caer la noche
como un amanecer de nueva esperanza.

Los senderos siguen ahí con el paso del tiempo,
la calidez del mundo te envuelve todavía
y en los claros de verde hierba donde el sol caldea las rocas
yaces dormida a la espera de nuevas señales.

Empuñas la rectitud y la justicia con férrea determinación,
y no hay hombre alguno que no conozca tu nombre,
entrelazada de primaveras y azucenas,
aguardas al doliente para sanar sus penas.

Ven pronto, estrella del alba, y cúbreme con tu cabello
de hiladas esperanzas, pues no hay en el mundo ser alguno
que tan decididamente muera por proteger aquello que
ya nos esperaba mucho antes de nacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario